4.11.09



La ciudad muerta

En verdad que en mis visitas al Oeste catamarcano no he oído nunca hablar de la Ciudad Muerta , pero la expresión nace de una vieja leyenda calchaquí.

Dicen que por la zona del Salar de Pipanaco, entre el Saujil de Pomán y Andalgalá y hasta el Sureste de Belén, es común escuchar la comparación: “desdichado, triste, devastado, desolado como la ciudad muerta”, u otros adjetivos.

Cuenta dicha leyenda que allá por los comienzos del Cristianismo vino por esos Valles un Apóstol del Señor, cuyo nombre nadie recuerda haber oído repetir a sus mayores.

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